domingo, 9 de septiembre de 2007

LOS INDECIBLES III



Martín Chaker: Fragmentos de lo fugaz Oxígeno II", 3 módulos 35 x 30 cm. C/U. Acrílico s/tela. 2007.Extraído de ramona.org.ar











El Señor Nanclares y la curiosa criatura

La curiosa criatura se deslizó por el frío piso del baño. El señor Nanclares, que se estaba afeitando, la miró espantado deteniendo el normal funcionamiento de su “Barbashave”. Corrió en busca de una escoba para aniquilar a tan extraño bicho. Su esposa dejó de preparar el desayuno y lo acompañó al baño para atacar al extraño enemigo. “¡Hay que matarlo!”, ordenó el señor Nanclares con la escoba en alto. La curiosa criatura se arrinconó contra la bañera y gimió desconsolada. El señor Nanclares trató de aplastarla con la escoba pero su mujer lo detuvo. “¡No lo hagas, querido!, ¡parece indefenso!... ¡pobrecito!”, le dijo desesperada. Entonces el señor Nanclares bajó la escoba y lanzó un fuerte suspiro.
La señora fue en busca de un plato y puso cuidadosamente sobre éste a la curiosa criatura.
Después la llevaron a la cocina y la depositaron sobre la mesa. Mientras desayunaban la miraron pensando.
Untando con manteca una tostada, el señor Nanclares le dijo a su mujer: “Después de todo no parece malo. Fijate: no tiene ojos, ni nariz, ni boca, ni orejas, ni cuerpo, ni un solo pelo tiene, y lo que es más importante: no tiene sexo, ¡NO TIENE SEXO!, ¡NO TIENE SEXO!...”
Sin embargo la curiosa criatura seguía gimiendo y dando lástima. El señor Nanclares, a medio afeitar, no dejó de quitarle la mirada. No se pudo explicar el porqué de esa cosa incolora y sin forma pero que sin embargo tenía vida y se movía.
La mujer le recordó que ya era hora de ir al trabajo y que si dejaba pasar más tiempo llegaría tarde. Pero sin embargo el señor Nanclares siguió obsesionado con la curiosa criatura. Ni se acordó siquiera de inspeccionar, como lo hacía cada mañana antes de salir, si su camisa estaba perfectamente limpia, planchada y almidonada. Tampoco recordó que todavía le faltaba terminar con su afeitada y de embeber sus mejillas con la frescura de su agua colonia favorita con fragancia a lavanda.
Así como estaba tomó a la curiosa criatura, la colocó en una bolsa, saludó a su mujer sin darle un beso siquiera y salió velozmente hacia su empresa con su Pontiac color avellana.
Al llegar a la oficina todos lo miraron con extrañeza. No solo por la hora en que había llegado sino por su aspecto totalmente desalineado. Despeinado, a medio afeitar, sin saco y con la camisa desabotonada y sin corbata entró a su despacho raudamente. Cerró la puerta de un golpe y depositó la bolsa sobre el escritorio lleno de expedientes. Sacó de ella a la curiosa criatura y la puso sobre una silla. Encendió el combinado y puso su melodía favorita: “Fiesta para cuerdas” interpretada por David Rose y su orquesta en un disco de 78 r.p.m. del sello MGM etiqueta amarilla. Se sentó frente a la curiosa criatura y le empezó a hablar tiernamente, muy tiernamente, como nunca lo había hecho.
Horas más tarde su secretaria entró al despacho y encontró al señor Nanclares arrodillado y llorando frente a la silla donde se encontraba la curiosa criatura ya muerta.
Todavía en el combinado se seguía escuchando “Fiesta para cuerdas”. Cuando la secretaria intentó apagar el aparato el disco de 78 r.p.m. del sello MGM etiqueta amarilla se partió en dos.



NOTAS: Días más tarde un grupo de especialistas procedieron a realizarle la autopsia a la masa que conformaba la curiosa criatura. Allí se determinó que su fallecimiento se produjo como consecuencia del profundo miedo que le produjo el ambiente administrativo.
En cuanto al disco de 78 r.p.m. no existe hasta el momento alguna explicación lógica acerca de su rotura.
El señor Nanclares se repuso rápidamente del episodio y continúa trabajando en la misma empresa.



3 comentarios:

Gustavo Tisocco dijo...

Excelentes textos, excelentes posteos y bellísimo blog.
Un placer saludarte.
Un abrazo Gus.

León Cartagena dijo...

Buenísimo, muy Kafqueano.
Me gustó el desenfado de los personajes:«normal funcionamiento de su “Barbashave”»

Nada más una duda:
dices: no dejó de quitarle la mirada.
¿eso es que no quería verle? o quieres decir: no le quitó la mirada de encima.

Volveré

Sambomba dijo...

Muy irónico, especialmente que falleciera "la curiosa criatura" porque no podía soportar el ambiente administrativo.
Es acertado también el hecho de no describirla más que por negativas (no tenía esto y lo otro), así queda a cargo de la imaginación del lector.