sábado, 22 de septiembre de 2007

HASTA PLAZA ITALIA


Resultaba gracioso verlas, asomando sus pecosos cuellos por las ventanillas del colectivo. Ellas no sabían el riesgo que corrían. Sin embargo parecían felices de disfrutar ese paseo, pero claro, desconocían el destino de ese viaje. No se supo nunca a quien se le había ocurrido eso de transportarlas así. Recién llegadas de África y ya subirlas a un 59 hasta Plaza Italia. Allí bajaron a las dos nuevas jirafas para el zoo.

¡NO QUIERO SABER MÁS NADA CON ÉL!...


Lo único que pido es no me llame esta noche. ¡No quiero saber más nada con él!... con todo ese sentimentalismo que tiene... con ese nostálgico sentido de su pasado, su infancia solitaria, los recuerdos de cuando iba a las matinées de los cines de barrio y se veía tres películas los domingos a la tarde masticando turrones de maní.
Ajjj!... no lo soporto cuando salimos a caminar por cualquier calle y me dice "ahí estaba ésto", "ahí estaba aquello"... o cuando orgulloso asegura que vivió en esa casa que me señala. Es que pasemos por donde pasemos siempre encuentra un lugar donde vivió. Y después todas las historias que cuenta de los vecinos, de los porteros, de los comerciantes, de los cirujas y hasta de las líneas de tranvías que pasaban por ahí.
Y habla, habla, habla, pero siempre de su pasado.
Para él nunca un presente, un futuro, ni siquiera una pizca de pasado inmediato.
Ya me tiene podrida con eso de que donde ahora está el garage de acá la vuelta antes estaba el cine Cervantes donde vió el estreno de Perdidos en la noche y que como complemento daban El graduado.
Ya me tiene podrida con la historia de su tía Alcira que bordaba como ninguna en el pueblo ese donde nacieron los padres. ¡Si hasta me quiere llevar hasta allá y todo para hacerme conocer la casona donde vivieron los abuelos!... ¡Tenerme que ir como doscientos kilómetros para ver seguramente unas ruinas!...
Creo que me equivoqué con Alberto. Al principio me pareció tan manso, tan delicado, tan caballero... Me pareció en realidad uno de esos tipos que ya no existen... Me fascinó su forma de contarme apasionadamente sus conocimientos... ¡si hasta creí que era un historiador!... ¡cómo sabe de edificios históricos, y de calles y de personajes de Buenos Aires!...
Pero no, ¡yo necesito otra clase de tipo!...
¡Si llega a llamar no lo voy a atender!... ya voy a inventarme algún argumento para sacármelo de encima...
...pero, sin embargo, en la cama... ahí, sí, se olvida de todo... pero eso sí: después me lo tengo que aguantar contándome de su primera vez, de su primera novia, que siempre sueña con volver a encontrarla...
Uy, ahí suena el teléfono!... No, no lo voy a atender... que suene nomás... no estoy para escuchar su diplomática manera de hablarme... si hasta parece que en lugar de hablar estuviera redactando una carta... ¡sigue sonando nomás!... bué, que deje el mensaje en el contestador... Mañana, si tengo ganas, o no, cualquier día de éstos lo llamo y le digo "¡no quiero saber más nada de vos!". Ya dejó de sonar. ¿Habrá dejado algún mensaje?... No, ahora no lo voy a escuchar. Mañana, en tal caso, según como me sienta... aunque... pobre, a lo mejor necesita algo... ¡está tán solo!... mejor lo escucho ahora y me quedo tranquila... pero, ¿y si le está pasando algo?... ¡encima ni siquiera tiene teléfono en la casa y siempre lo tengo que estar llamando al trabajo!... ¡ni celular tiene!... ¿dónde lo voy a buscar?... ¿allá en Victoria donde vive?... ¿a ésta hora?...
Hice mal en no atender. Total, si me salía con su rollo de siempre le decía que NO a todo y listo... pero me da lástima, pobre!... ¡se debe sentir tan solo!... ¡tan solo, pobre!... tan solo... Igual que yo.

ARCO IRIS


Con la llegada de la primavera recuerdo aquel septiembre de 1970, donde se me erizaba la piel escuchando el primer album de Arco Iris.
Hoy rescato uno de sus temas: "Hoy te miré" y transcribo a continuación su letra de la cual es autor Gustavo Alfredo Santaolalla:

HOY TE MIRÉ

Hoy te miré
y ví,
el sol en tus ojitos.
Hoy te miré
y aprendí
lo que es amar sin gritos.
Y en tus manos de espuma,
una estrella
se durmió y nos sonrió.
Hoy te miré
y ví,
que cerca que estaba el sol.

La gente se escapa;
La gente se atrapa,
y nosotros nos amamos.
La gente no comprende;
han cerrado sus mentes,
y nosotros nos amamos.

Hoy te miré
y vi,
El misterio del tiempo.
Hoy te miré
y aprendí,
a sonreirle al viento.
Y en tu vientre
montoncito de trigo,
construiré nuestro pan.
Hoy te miré
y vi,
que cerca que estaba el sol.



LETRA Y MÚSICA: Gustavo Alfredo Santaolalla
GUSTAVO: Guitarras, 1ª voz.
ARA: Citarina, coro.
GUILLERMO: Bajo, cello, coro.
Grabado entre septiembre y diciembre de 1969 en los Estudios TNT - Moreno 970 - Buenos Aires

domingo, 9 de septiembre de 2007

LOS INDECIBLES III



Martín Chaker: Fragmentos de lo fugaz Oxígeno II", 3 módulos 35 x 30 cm. C/U. Acrílico s/tela. 2007.Extraído de ramona.org.ar











El Señor Nanclares y la curiosa criatura

La curiosa criatura se deslizó por el frío piso del baño. El señor Nanclares, que se estaba afeitando, la miró espantado deteniendo el normal funcionamiento de su “Barbashave”. Corrió en busca de una escoba para aniquilar a tan extraño bicho. Su esposa dejó de preparar el desayuno y lo acompañó al baño para atacar al extraño enemigo. “¡Hay que matarlo!”, ordenó el señor Nanclares con la escoba en alto. La curiosa criatura se arrinconó contra la bañera y gimió desconsolada. El señor Nanclares trató de aplastarla con la escoba pero su mujer lo detuvo. “¡No lo hagas, querido!, ¡parece indefenso!... ¡pobrecito!”, le dijo desesperada. Entonces el señor Nanclares bajó la escoba y lanzó un fuerte suspiro.
La señora fue en busca de un plato y puso cuidadosamente sobre éste a la curiosa criatura.
Después la llevaron a la cocina y la depositaron sobre la mesa. Mientras desayunaban la miraron pensando.
Untando con manteca una tostada, el señor Nanclares le dijo a su mujer: “Después de todo no parece malo. Fijate: no tiene ojos, ni nariz, ni boca, ni orejas, ni cuerpo, ni un solo pelo tiene, y lo que es más importante: no tiene sexo, ¡NO TIENE SEXO!, ¡NO TIENE SEXO!...”
Sin embargo la curiosa criatura seguía gimiendo y dando lástima. El señor Nanclares, a medio afeitar, no dejó de quitarle la mirada. No se pudo explicar el porqué de esa cosa incolora y sin forma pero que sin embargo tenía vida y se movía.
La mujer le recordó que ya era hora de ir al trabajo y que si dejaba pasar más tiempo llegaría tarde. Pero sin embargo el señor Nanclares siguió obsesionado con la curiosa criatura. Ni se acordó siquiera de inspeccionar, como lo hacía cada mañana antes de salir, si su camisa estaba perfectamente limpia, planchada y almidonada. Tampoco recordó que todavía le faltaba terminar con su afeitada y de embeber sus mejillas con la frescura de su agua colonia favorita con fragancia a lavanda.
Así como estaba tomó a la curiosa criatura, la colocó en una bolsa, saludó a su mujer sin darle un beso siquiera y salió velozmente hacia su empresa con su Pontiac color avellana.
Al llegar a la oficina todos lo miraron con extrañeza. No solo por la hora en que había llegado sino por su aspecto totalmente desalineado. Despeinado, a medio afeitar, sin saco y con la camisa desabotonada y sin corbata entró a su despacho raudamente. Cerró la puerta de un golpe y depositó la bolsa sobre el escritorio lleno de expedientes. Sacó de ella a la curiosa criatura y la puso sobre una silla. Encendió el combinado y puso su melodía favorita: “Fiesta para cuerdas” interpretada por David Rose y su orquesta en un disco de 78 r.p.m. del sello MGM etiqueta amarilla. Se sentó frente a la curiosa criatura y le empezó a hablar tiernamente, muy tiernamente, como nunca lo había hecho.
Horas más tarde su secretaria entró al despacho y encontró al señor Nanclares arrodillado y llorando frente a la silla donde se encontraba la curiosa criatura ya muerta.
Todavía en el combinado se seguía escuchando “Fiesta para cuerdas”. Cuando la secretaria intentó apagar el aparato el disco de 78 r.p.m. del sello MGM etiqueta amarilla se partió en dos.



NOTAS: Días más tarde un grupo de especialistas procedieron a realizarle la autopsia a la masa que conformaba la curiosa criatura. Allí se determinó que su fallecimiento se produjo como consecuencia del profundo miedo que le produjo el ambiente administrativo.
En cuanto al disco de 78 r.p.m. no existe hasta el momento alguna explicación lógica acerca de su rotura.
El señor Nanclares se repuso rápidamente del episodio y continúa trabajando en la misma empresa.



EL 76

1
Tomo el 76 en Chacarita. Por la ventanilla pasan a modo de película gastada la barrera de Corrientes y Dorrego, Canning 210, la escuela del Comercial Vieytes, Plaza Irlanda, Plaza Flores, San pedrito y Rivadavia, la Avenida Sáenz, la iglesia de Pompeya. Final del recorrido. Se terminó la película.
2
Tomo el 76 en Chacarita. Por la ventanilla pasan a modo de película gastada la Avenida Forest, la Avenida Monroe, la casa del Dr. Casambon, el Hsopital Pirovano, La Estación Luis María Saavedra, la fábrica de Philips. Final del recorrido. Se terminó la película.
3
Cambian el rollo. Ponen el de los boletos color rosa.

LA PRINCESITA


La princesita no debe dormir con los zoquetitos puestos.
Sus piececitos tienen que respirar.
entonces papá, que no es rey, se los quita suavemente para no despertarla.
Pero pronto la princesita queda acéfala de papá, que no era rey, y ya no tiene quien le cuide los piececitos.
Se pasa las tardes llenas de autismo sentada en su banquito al fondo del pasillo del conventillo de la calle Tequendama mirando hacia la piesa de adelante donde su hermano Ernesto toca "Lágrimas y sonrisas" con el acordeón que era de papá, que no era rey, mientras se muerde la lengua.

PASTOR "G"


¿Cree usted que el demonio lo ha habitado?
Ante cualquier duda consulte al Pastor "G" más próximo a su domicilio.

TU CASA DE DOS JARDINES


Hubo en otro tiempo aquí
un manicomio (con locos y todo)
por suerte se fueron
(dije en ese momento, claro)
porque no sabía lo que luego se instalaría allí:
tu atrapante casa de dos jardines.
**********
Siempre aparece ella.
Como me ha marcado esa mujer.
Pensar que la creía infinita.
Y sin embargo me festejó el cumpleaños
dándole un tremendo portazo a la puerta a eso de las 8 de la mañana.
Desde que yo ya no estoy a su lado
cierra la puerta despacito,
sin hacer ruido alguno.
Según me contaron, se va siempre a las 7.45 y en puntitas de pie.
Ya no me festeja más el cumpleaños.
**********
Ya no te merecés más
esos miércoles con cena de pescado
y vino blanco,
ni los paseos en las tardecitas
de domingo,
ni mucho menos que te esté esperando a la salida de la escuela 24.
Ya no te merecés más
que te lea a Machado, Benedetti o Girondo,
ni que te haga el amor
con música de Gershwin,
ni que veamos abrazados
películas francesas.
Ya no te merecés más nada
desde aquella mañana
en que me envenenaste el aire
con el perfume de tu soberbia.
**********
a veces pienso que al pescadito de los miércoles le tendría que haber puesto, junto con los condimentos, una pizca de aspic.

AMORE


1
mi pluma se desliza por tu piel
cosquilleando poemas
tus piernas se abren apasionadas
y ante el trazo furtivo
te desbordo de goces
2
no me importan tus zapatos
pero sí me exportan tus encantos
3
gotitas de agua caen desde tu piel
y acorralada sobre los edredones
agoniza tu tierno arrepentimiento

sábado, 1 de septiembre de 2007

VEREDAS QUE YO PISÉ





Se perfuma de menta
y sale a la calle
a embriagarse de noche
recorre veredas azuladas de luna
se topa con un traje oscuro
clavel en el ojal
y regresa acompañada
hasta que el sol penetra sus poros
el perfume ya es nube
luego lloverá la ausencia implacable

***

amanece
sobre el pavimento un zapato rojo
una mujer ausente
luz de rouge sonrojea los bordes del cordón
una dalia
una fresia
una anémona
han quedado como testigos ignorados
de una noche infame:
todavía se huele el putrefacto de asesino seriado

***

Lánguido me deslizo por esa vereda
que alguna vez sufrió nuestros pasos
cuando las tardecitas de los domingos
eran helado de crema y chocolate
cuando las campanillas violáceas
se reverenciaban a nuestro paso
cuando era la muerte
separar nuestras manos

Lánguido me deslizo ahora
y convoco ecos que ya no retornan
tu sonrisa me perturba
y ese perfume tuyo que me hiere esta noche