lunes, 16 de junio de 2008

LUNA LLENA EN CHAJÍ - CHAJÍ

Niara, la hija de Verónica, de 8 años, llora porque su gato Peluche se ha escapado por la ventana del cuarto perdiéndose en el jardín.

Verónica, la madre de Niara, de 35 años, llora porque Guillermo, su marido, una vez más le ha dado otra de sus acostumbradas golpizas, esta vez con más intensidad: le ha desfigurado la cara.

Tarde de dolor para una madre y su hija en la casita de Chají – Chají. Detrás de ésta ya empieza el campo. El campo termina en la costa del Río Uruguay.

Niara, enlagrimada, corre descalza por los pastizales buscando a Peluche.

Verónica llora desconsoladamente envuelta en lágrimas, sangre y dolor. Corre por las calles desiertas del pueblo a la hora de la siesta.

Guillermo monta en su caballo y huye, posiblemente, a Congregación, como siempre suele hacerlo en estos casos.

El gato no aparece. Niara casi sin aliento de tanto correr se detiene y cae sobre la playa frente al río.

Verónica llega a la salita de primeros auxilios para que la asistan. Golpea a la puerta desesperada. No sale nadie. Se aferra a ésta y no deja de llorar. Lágrimas y sangre se deslizan por la chapa gris recalentada por el sol.

Niara, de cara al cielo, ve una nube con forma de gato mientras su corazoncito late acelerado.

"Porqué no se ir´ña para siempre", piensa Verónica de su marido mientras no puede detener el llanto.

"¿Porqué se habrá ido si yo lo quiero tanto?", se pregunta Niara en voz alta, refiriénfdose a su gato, acostada sobre la arena húmeda.



A la noche en la casa, Verónica, muy dolorida, trata de conciliar el sueño.

Niara, muy triste, sentada en un banquito en su pieza, frente a la ventana abierta mira como la luna llena con su luz ilumina la silueta del caballo que ahora descansa después de haber trotado tanto.

Sobre la mesa de la cocina, Guillermo, llora arrepentido una vez más sabiendo que pronto volverá a hacer lo mismo.

Todos han vuelto a la casita esa noche en Chají – Chají. Todos. Menos el gato.

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