Resultaba gracioso verlas, asomando sus pecosos cuellos por las ventanillas del colectivo. Ellas no sabían el riesgo que corrían. Sin embargo parecían felices de disfrutar ese paseo, pero claro, desconocían el destino de ese viaje. No se supo nunca a quien se le había ocurrido eso de transportarlas así. Recién llegadas de África y ya subirlas a un 59 hasta Plaza Italia. Allí bajaron a las dos nuevas jirafas para el zoo.
sábado, 22 de septiembre de 2007
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1 comentario:
Jajajaja, si me las imagino en el 59! Buenísimo.
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